El hallazgo de una puerta secreta en una de las pirámides de Egipto confirma una vieja teoría arqueológica


Desde hace siglos, las pirámides de Egipto son símbolo de misterio, perfección arquitectónica y enigmas sin resolver. Cada piedra de este monumento parece guardar secretos de una civilización que, pese a los avances científicos y tecnológicos, aún logra desconcertar a los investigadores.

Ahora, un nuevo hallazgo en la pirámide de Micerino, la menor de las tres estructuras de Guiza, reaviva las preguntas sobre su verdadera composición y posibles pasadizos ocultos.

Un equipo conjunto de la Universidad de El Cairo y la Universidad Tecnológica de Múnich (TUM) identificó dos anomalías llenas de aire en el interior de la pirámide de Menkaura, también conocida como Micerino, nombre que proviene del faraón de la IV dinastía que ordenó su construcción.

El descubrimiento forma parte del proyecto internacional ScanPyramids, una iniciativa que utiliza tecnología de punta para explorar el interior de los monumentos egipcios sin dañarlos.

La pirámide de Micerino, de unos 65 metros de altura y abierta al público desde hace décadas, parecía no guardar secretos. Se creía que su única entrada estaba al norte, hasta que arqueólogos notaron en la cara este un área de granito pulido (fino) similar al marco de un acceso principal.

En 2019, el investigador Stijn van den Hoven propuso por primera vez que esa zona podría ocultar otra vía de acceso, pero hasta ahora no había evidencia que la respaldara.

Los investigadores que participaron del proyecto emplearon tres técnicas no invasivas: georradar, ultrasonidos y tomografía de resistividad eléctrica (ERT), herramientas que permiten observar lo recóndito de estructuras sólidas con gran precisión.

Los resultados confirmaron la existencia de dos cavidades bajo la fachada este, la cual mira hacia el río Nilo, lo que refuerza la teoría de van den Hoven.

Las recientes mediciones permitieron ubicar las cavidades con exactitud. Una se encuentra a 1,4 metros de profundidad detrás de la fachada y mide 1 metro de alto por 1,5 de ancho; la otra, más pequeña, se localiza a 1,13 metros con unas dimensiones de 0,9 por 0,7 metros.

Ambos se encuentran justo detrás de una gran zona rectangular de la fachada, que mide 4 metros de alto por 6 metros de ancho, situada cerca de la base del monumento.

El profesor Christian Grosse, especialista en ensayos no destructivos de la TUM, explicó que la metodología empleada permite estudiar el interior de la pirámide sin comprometer su integridad. “La hipótesis de otra entrada es muy plausible, y nuestros resultados nos acercan considerablemente a su confirmación”, afirmó.

Este descubrimiento se suma al hallazgo del año pasado, cuando el mismo proyecto validó la existencia de un corredor oculto en la Pirámide de Keops.

Aunque el hallazgo generó un gran entusiasmo en la comunidad científica, por el momento, los expertos no revelaron que otras curiosidades encontraron en el interior de los pasadizos ni confirmaron si esta “puerta secreta” formará parte de las rutas accesibles al público en el futuro.

Mientras los investigadores procesan los nuevos datos, la pirámide de Micerino —erigida hace más de 4.000 años— vuelve a ser protagonista. Cada nueva cavidad descubierta, cada piedra examinada, parece recordarnos que Egipto todavía guarda muchos secretos bajo su arena dorada.

Fuente: www.clarin.com

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